viernes, 22 de marzo de 2019

Las niñas no son nada




Hola, Aventureras. Elvira Lindo, escritora, periodista y la creadora de personajes como Manolito Gafotas, publicó el pasado 2018 un libro cargado de entusiasmo, vitalidad y reivindicación. Lo tituló 30 Maneras de Quitarse el Sombrero. Se llama así debido a que en los años veinte, tres grandes mujeres se atrevieron a quitarse el sombrero en la Puerta del Sol desafiando a las normas y haciendo de esto un acto de desobediencia pura. Es verdad que sus compañeros de la Generación del 27 también desafiaron y desobedecieron varias veces, pero no hay que olvidar que ellas eran mujeres y que sus actos iban a a ser mirados de otro modo, tenían que ser sumisas, no mostrar su opinión y menos aún desafiar al sistema. Estas mujeres fueron las llamada sinsombreros entre ellas:Maruja Mallo, Margarita Manso y nuestra protagonista de hoy Concha Méndez.  

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Concha Méndez nació el 27 de Julio de 1898, Elvira Lindo nos la presenta, después de haber leído su vida en la obra Memorias Habladas, Memorias Armadas, como una niña rebelde, que no quería ir al colegio donde enseñaban cosas inútiles. Ella quería recorrer las calles de Madrid con su inseparable amiga Maruja Mallo. Dicen que era surrealista de nacimiento, pero sería lo que hoy llamamos original. Toda ella era original, tenía la capacidad de mirar el mundo desde otra perspectiva y con sus propios ojos. Se sentía una incomprendida por sus padres que un día le dijeron: "Si sales a la calle sin sombrero te van a llover piedras". Y así fue, piedras e insultos recibieron ella y sus dos amigas. Pero su rebeldía siguió acompañándola el resto de su vida. Un día, cuenta en su historia, que fue a su casa un amigo de la familia y le estaba preguntando a sus hermanos lo que querían ser de mayor, como veía que nadie contestaba Méndez dijo que ella iba a ser capitana de barco a lo que el adulto le contesto: "eso no es posible, las chicas no son nada". Esa respuesta le supuso tanta rabia e incomprensión a Concha Méndez que luchó por cambiar eso toda su vida. Viajo por varios países, fue a Londres, donde nació su hija Paloma, pasó veranos en Donostia, donde conoció a Luis Buñuel hasta que este se marchó a París y "se liberó" como dice ella misma. Pero el peor viaje que tuvo que hacer fue el del exilio, primero a París y posteriormente a La Habana. Su marido, Altolaguirre, era una persona psicológicamente débil que sobrevivió gracias al carácter fuerte, batallador y alegre de Concha Méndez. Finalmente, Concha Méndez muere en México en 1986, dejando tras ella un legado de lucha por la igualdad, de rebeldía, de fortaleza y de superación. 
De toda la vida de Concha Méndez, una de los ejes de inflexión sería la conversación con el amigo de su padre. Las niñas no son nada, esa afirmación que hirió a Concha es la que sigue hiriendo a muchas niñas y mujeres en el mundo. "No eres nada", "no puedes ser esto", "esto no es para chicas", son oraciones que se escuchan a diario debido a los diferentes estereotipos o roles de género que seguimos manteniendo a día de hoy. Todas deberíamos hacer como Concepción Méndez, quitarnos nuestro sombrero y enseñarle al mundo que podemos ser lo que queramos, hacer lo que queramos y que no existen actividades de niños y actividades de niñas. Luchemos por la igualdad como harían Concha Méndez, Maruja Mallo o Margarita Manso.


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Firma de Maruja Mallo.
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Estas mujeres fueron unas aventajadas a su tiempo, Maruja Mallo fue una pintora y artista que revolucionó el mundo en la generación del 27 y poco se habla de ellas en los libros de texto. Sus compañeros como Lorca, Galdós, Alberti, etc. eran escritores y artistas realmente reconocidos, pero ellas también . El inconveniente surge porque son mujeres, y no se habla desde su perspectiva. Sí, todo el mundo conoce a las sinsombreros, pero mucha gente no es realmente consciente de la fuerzas, seguridad en sí misma y ganas de reivindicar que tuvieron estas mujeres para desafiar al mundo y ni siquiera ser nombradas. Lo que no se nombra, no existe y aunque mucha gente se niegue a reconocerlas como mujeres tan importantes como para estudiarlas en institutos o colegios, ellas existieron, existen y existirán por siempre, por ser mujeres fuertes, mujeres ejemplares y mujeres que tenían un talento excepcional. Parece que la historia fue hecha por los hombres, pero es que a las mujeres no se nos ha dejado contarla, no es que en la Edad Media solo existiese Juana de Arco, había más mujeres, no es que en Grecia solo hubiese filósofos y pensadores, es que a las mujeres no se les dejaba pensar, no es que en la las mujeres no quisiesen ir a luchar en la Segunda Guerra Mundial por su país junto a los hombres, es que no se las dejaba. No es que las chicas no sean nada, es que no se las permite ser nada. 


Aventureras, de nuevo tenemos como protagonista a una mujer que aparece, sorprende y plantea grandes dudas. Concha Méndez es otra que se parece mucho a nuestro gato porque no solo estaba convencida de que lo que pensaba era algo lícito y que todo el mundo debería luchar por la igualdad, sino que fue más allá y junto a sus amigas y posteriormente su marido, cambio su pequeña porción del mundo. Y nosotras inspiradas en ella debemos cambiar la nuestra, porque porción a porción el mundo se puede cambiar.  Debemos contar nosotras también la historia y hacernos oír, porque ha habido mujeres a lo largo de la historia y a lo mejor por no dejarlas hablar hemos perdido grandes talentos. Y recordad siempre: Todos estamos locos aquí. 

Creo que no hay forma mejor de terminar que leer alguno de los poemas de nuestra protagonista hoy:


Me gusta andar de noche las ciudades desiertas, 
cuando los propios pasos se oyen en el silencio.
Sentirse andar, a solas, por entre lo dormido,
es sentir que se pasa por entre un mundo inmenso.

Todo cobra relieve: una ventana abierta,
una luz, una pausa, un suspiro, una sombra...
Las calles son más largas, el tiempo también crece.

¡Yo alcancé a vivir siglos andando algunas horas!

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